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Alaric y Mariah aparecieron en la cima de una montaña. Mariah miró a su alrededor, a los árboles que se extendían bajo ellos, antes de mirar a Alaric. La luz de la luna hacía brillar su cabello y sus escamas doradas relucían. Extendió la mano y lo acarició, sus ojos revelando su asombro al darse cuenta de que las escamas no estaban desgastadas, sino que eran su piel. "No entiendo, ¿cómo estás cubierto de escamas?"

"Estoy en mi forma parcial", respondió. "Las escamas cubren mi castidad", bajó la mirada tímidamente y sus orejas se enrojecieron.

Mariah comprendió al instante lo que quería decir, pero aun así decidió burlarse de él: "¿Entonces estás desnudo?"

El rostro de Alaric se puso rojo hasta el cuello y no pudo sostenerle la mirada. "Si desactivo las escamas, lo estaría".

"Pero ahora lo estás, las escamas solo lo cubren", sonrió; le encantaba cómo se sonrojaba y, tal como esperaba, se sonrojó aún más, pero no respondió. Ella rió y lo abrazó, encantada con su calor. "¿Cómo es posible
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