Los otros dos colaboradores también sacaron inmediatamente el contrato de rescisión.
—Señor Ramos, nosotros también queremos anular el contrato.
Tadeo firmó los contratos de rescisión con rostro adusto y dijo fríamente: —¡Al final del día de hoy, quiero ver la liquidación del incumplimiento, o nos veremos en los tribunales!
Después de que Tadeo firmó, por fin se sintieron aliviados.
Después de guardar cuidadosamente el contrato de rescisión, el señor Simón dijo: —Señor Ramos, no te preocupes, enseguida llamo al secretario y le pido al tesorero que te transfiera la liquidación del incumplimiento.
Tadeo, que ya no tenía paciencia con ellos, dijo fríamente: —¡Ya tienen lo que quieren! ¡Fuera de aquí!
—Nos vamos, señor Ramos, y ojalá tengamos otra oportunidad de colaborar.
Tadeo ni siquiera los miró, dio la vuelta y se fue directamente al despacho.
No se quedaron aquí más tiempo y se dieron la vuelta para marcharse juntos.
Al salir del Gran Félix, por fin se sintieron aliviados.
—Pensé que