Adriana le guiñó el ojo a Miguel y respondió:
—Porque eres el más alto y fuerte, nadie te puede intimidar.
—¿Yo?
Miguel se rascó la cabeza, un poco incómodo.
La sala se llenó de risas. Adriana también sonrió y aclaró:
—Solo estaba bromeando. Te elegí porque eres valiente y leal. Y los hechos han demostrado que lo hiciste muy bien. Te prometo que nuestra nueva línea de productos de perfumería masculina va a salvar las cuentas del departamento, y cuando eso pase, podremos darte un salario cinco o hasta diez veces más alto.
Todos felizmente aplaudieron.
Después de resolver estos problemas, Adriana finalmente podía estar relajada por completo.
Lo que la hizo sentir aún más tranquila fue regresar a casa y encontrarla vacía, sin José.
Esa noche, durmió como nunca antes.
Al día siguiente, Adriana invitó a Julia a almorzar.
Al ver la mesa llena de comida deliciosa, Julia exclamó:
—¿Qué te pasa, Adriana? ¿Por qué tan generosa?
—Últimamente te he molestado bastante. Esto es para compensarte —res