José colgó el teléfono sin pensarlo y le dijo a Rafael que manejara directo al lugar del concurso de perfumería.
Mientras iban en camino, su teléfono sonó. Miró la pantalla y vio que era Héctor.
—¿Tu gente sigue investigándome? ¿Hasta cuándo piensas seguir con esto? —dijo Héctor con tono molesto.
—¿No sabes por qué lo hago? —José respondió con burla—. ¿O es que te sientes culpable?
—Si quieres investigar, hazlo, pero deja de meterte en mi vida.
Héctor sonaba serio.
—Pero no puedo creer que estés así —continuó Héctor—. Persiguiendo a una mujer, siguiéndola hasta otro país como un loco.
—Parece que estás bien informado —José lo miró con cara seria.
—Tus relaciones siempre han sido tema de conversación—Héctor se rio con sarcasmo—. Supongo que Adriana ya sabe que te acercaste a ella por el corazón de Alicia, ¿no? Tu plan quedó al descubierto. Ahora sigues tras ella, diciendo que no sientes nada. ¿Esperas que te crea?
—¿Quién dijo que no me gusta? —José respondió tranquilo