—¡Ya comí!
Adriana sonrió, sabiendo que don Lorenzo se preocupaba por ella.
—En el carro, recordé el camino. Quiero usar especias fuertes para crear esta fragancia, y ya tengo algunas ideas. Para la nota inicial quiero usar ámbar y grosella negra, para el cuerpo salvia de los zorros y geranio, y para la base pensaba en usar cedro y abeto, pero luego me di cuenta de que el cedro tiene un aroma demasiado fuerte. Quiero que la fragancia transmita superación, algo suave y feliz ¿me puedes ayudar a pensar en una alternativa?
—Je.
Se escuchó, al otro lado de la línea, una risa burlona de don Lorenzo.
—¿Estás tratando de ponerme en aprietos? Las especias fuertes son difíciles de encontrar, ya estoy viejo y mi cabeza no funciona como antes, no se me ocurre nada.
—No digas eso, maestro, ¿por qué dices que estás viejo?
Adriana tuvo una idea y decidió cambiar de tema.
—Además, ¿sabías? Cuando fuimos a la montaña a ver al guardián, conocí a una abuela que, sin equipo especial, hací