Lorena estaba con los brazos cruzados, sin creer que Adriana pudiera causar algún problema.
Ella ya había pagado para que borraran los reportes de los sitios web que hablaban sobre cómo Adriana no era culpable y cómo el verdadero responsable se había entregado, así que no se podían encontrar.
Los demás no sabían lo que Adriana estaba haciendo.
Vittorio le hizo una señal a su subordinado para que se acercara y le dijo al oído:
—Prepara una excusa para Adriana, no dejes que quede mal frente a la comunidad empresarial de Costa Sol.
—¡Sí, señor! —respondió rápido el subordinado.
—¡Usted tiene toda la razón jefe! Pero, señor, ¿ya pensó cómo tratar con ella más adelante?
Vittorio cerró un poco los ojos, mostrando desprecio:
—Si mi abuelo quiere que la conquiste, voy a conquistarla, no necesito pensar más en eso. Además, parece que mi abuelo tampoco sabe cómo manejarla. Ha hecho que el mayordomo la investigue varias veces. No sé qué están planeando, pero asegúrate de que tus h