—Anoche no te di las gracias —Adriana comenzó.
Héctor sonrió:
—No pienses en eso. Desde que nos conocimos, me has agradecido muchas veces.
—Eso significa que siempre me has estado ayudando —Adriana recordó el pasado y sonrió:
—Pero no he tenido la oportunidad de devolverte el favor.
—Entonces déjalo como un compromiso por ahora.
Héctor habló con humildad.
Se sentaron uno frente al otro, pero la conversación fue corta.
Justo cuando la situación se volvía incómoda, el médico entró con una enfermera. Revisó su electrocardiograma de las últimas horas y le hizo algunos exámenes básicos, diciendo:
—Tu cuerpo está bien. Solo necesitas descansar más y evitar las emociones fuertes.
—¿Entonces puedo salir del hospital ahora? —preguntó Adriana.
El médico asintió.
Héctor la miró sonriendo y dijo:
—Justo es la hora de la cena. Te llevaré a comer algo bueno.
Adriana parpadeó y respondió con decisión:
—Yo invito. Me has ayudado tantas veces, aunque comprar comida sea un po