Evana caminó al jardín, sentir que le faltaba el aire, sintió el viento refrescar en su piel, miró al cielo, pensó en su bebé, imaginó su vida si lo tuviera, todo lo que quiso en su vida fue ser madre, su madre murió siendo pequeña, así que vivió soñando en ser la madre que no pudo conocer, sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Evana, acabo de enterarme, estoy tan consternado como tu —dijo Álvaro, aunque en su voz había un tono de burla, que no le pasó desapercibido
Evana limpió las lágrimas que habían derramado sus ojos, no lloraría delante de su peor enemigo, no le daría ese gusto.
—No sé de lo que hablas —dijo con desdén, fingiendo que nada le importaba
—Del hijo bastardo de Marcus, debe ser tan difícil para ti, me dejaste a mí por infiel, ¿Y que obtienes? Un hombre que tiene un hijo regado por el mundo, no creas que Marcus no lo sabía, él siempre amó a Frida, ahora que ella ha vuelto, creo que sabes que sales sobrando.
Evana alzó la barbilla, le miró con rabia
—Yo nunca salgó so