—Creo que hay una solución mejor.
Pellizcándome el puente de la nariz para ocultar mis ojos en blanco, suspiré. —¿Qué sería eso?
—Llévala de vuelta. Recuperas a mi hija, te casas con ella y la haces feliz.... Olvidaré el contrato y estaremos bien.
Este hombre habría perdido la cabeza si pensara que