Carmen abrió los ojos, no podía moverse. Las piernas y los brazos estaban anclados a la cama, no le respondían.
Giró la cabeza y encontró a Narciso y a Elo tumbados a su lado.
Estaban de espaldas a ella.
Giró la cabeza hacia el otro lado y estaba el mar, la cama flotaba hacia la deriva.
Comenzó a asustarse, volvió a mirar hacia su prometido y esta vez estaban los dos de frente a ella. Ambos muertos, cubiertos de sangre, llenos de puñaladas.
Quiso gritar, pero no podía, sintió un dolor enorme en el pecho y al mirar, la sangre salía de ella abundantemente.
El mar se volvió rojo, se hundían, el agua los arrastraba al fondo…
—¡ !
Carmen se despertó de un salto gritando y moviendo su cuerpo agitadamente. Narciso la agarraba, pero no podía contenerla.
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