— Mira, no sé qué es lo que buscas, pero te aseguro que no es a mí, sean equivocado de persona. —Le informo cómo puedo.
Él niega con la cabeza y con una sonrisa cínica me ve.
— Ne dubito. Mi appartieni già. —contestó voz calmada.
— ¡Imbécil! Podrías hablar en mi idioma cuando te refieres a mí, no entiendo nada de lo que estás diciendo y menos si me hablas en chino, en árabe o quién sabe en qué estúpido idioma. —Mis palabras salen apresuradas y cargadas de furia.
Ladea una sonrisa y habla de nuevo.
— Vaya, tienes muchas agallas, y eso me fascina más —sonríe —. Dudo que me haya equivocado de persona. Ya que tú me perteneces. — Declara —Y esa boquita tan linda —su tono fue algo sensual — no debería ser insolente.
Pasa la lengua lentamente por su labio inferior, parecía saborear cada palabra que dijo.
¿Pero qué carajo le pasa a este tipo? Está completamente loco.
— ¡Eres un maldito demente! —lo arremetí pegándole en el pecho con mis dos manos.
Con rapidez y con solo una mano me detuvo