Dante soltó una pequeña sonrisa coqueta al escuchar el pequeño gemido que provenía de los labios de Kaylee. Los atrapó una vez más y rodeó sus brazos en el cuerpo de la chica.
Kaylee rodeó la cadera de Dante con sus piernas y olvidó por completo que sus padres se encontraban en la misma casa que ellos.
Dante le mordió los labios y atrapó con sus manos él definido trasero de la chica.
—Vamos a mi habitación— le ordenó. Kaylee se alejó unos centímetros de él y lo observó para finalmente negar suavemente. Él frunció el ceño y alzó una ceja antes de mirarla a los ojos. — entonces vamos a la sociedad, ambos nos divertiremos más.
— ¿Qué sucede si mi madre no me encuentra?— preguntó ella.
—Tendremos qué d