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¿Modestia en Italo?

Debo darle la bienvenida a los cambios.

La primera vez que vine a Italo, sentí una conexión. Vislumbré a mi ideal de entonces y al que sería cuando pasaran los años. Iba con los audífonos de ponis que taladraban mis oídos en una oleada de corriente abrazadora. Caminaba aislaba del mundo, o quienes venían a reafirmar matrículas.

Como Alana estaba junto a mis padres, me sentí nunca menos observada y el deseo de inspeccionar la Universidad se apoderó de mí.

Mis pasos eran como el ánimo de un decaído y el viento de mal garrotero, zarandeaba mi cabello. Intenté por ende apartar el efecto del invisible sobre mí pero tropecé. Un niño brabucón algo más alto, de cabello negro y crespo, como si pompas de jabón se tratara, me inspeccionó a la espera de una disculpa.

— Lo siento –pronuncié– ¿A qué juegas en tu Tablet? –curioseé enseguida.

— ¡¿Por qué me hablas tan alto...!?

Ante su queja mis ojos esbozaron un lamento por volver a ser torpe. Luego, me saqué los audífonos para que el viento usara otra vez mi cuerpo como estación de paso. Tomé las orejeras naranjas discordantes con mi atuendo y me las coloqué.

— No me vuelvas a gritar, niñita.

— Soy Amelia West, no niñita.

Por alguna razón me resultó de mal gusto su énfasis en la última palabra. Al darme aquella objeción se sintió como si fuera superior, cuando por maneras similares, ambos éramos dos pequeños recorriendo la majestuosa Universidad Hereditaria Italo Carvajal de la Huerta.

— ¿Cómo debo llamarte a ti?

— No te diré mi nombre –repuso.

— ¿Por qué estás tan enojado? –quise saber– Mira, tu seño, aquí –punteé al mío como ejemplo– está fruncido.

— ¿Fruncido? ¡¿Qué es eso!?

— No has respondido a ninguna de mis preguntas –objeté–. Eso es de muy mala educación...quien quiera que esas.

Ultimé cruzándome de brazos a la espera de su revancha.

— ¡No soy mal educado!

— ¡Estás gritándome! –ejemplifiqué.

— ¡Tú también! –alegó y ambos bufamos– Responderé a una de tus preguntas. Elije cual.

Ante su condición, punteé mi mandíbula dándome ínfulas mientras lo hacía esperar. Entonces, obtuve mi respuesta estratega.

— Tu nombre, solo sabiéndolo dejaré de llamarte malcriado.

— Nunca me has dicho así

— A partir de ahora sí, malcriado...3...2...1

— ¡Bien! –dicho aquello, resopló– Me llamo: Calen Colem Novikova Sanders Diatlkoiv Santamarina.

— ¡Que horrible! –reí.

Fue mi honesta y divertida reacción que desató la suya:

— Bueno...Amelia también es horrible y ni mencionar a "West" eso no es un apellido...es un punto cardinal: Oeste.

— ¿No sabes lo que es "fruncido" pero sí traduces un apellido?

— Me voy Amelia del Oeste –avisó en tono cansino–. Con tu permiso, te digo que eres alguien irritante y te pido que no le digas a nadie mi nombre ¿de acuerdo?

— No puedo prometerte eso Calen

— No me tutees.

— Vale.

— Además, mi nombre para ti y todo Italo en el futuro será: Calen Sanders.

— Pues yo seré Lia West.

— No me interesa, porque no te volveré a ver. Adiós.

A partir de ese día comencé a desear con gran ahínco que mi hermana se graduara. Mi persistencia estaba con el tiempo, el cual, sería el indicado para unirme de nuevo a él.

Con todo, ya vamos en tercer año y Calen Sanders aún mantiene su promesa de no verme. Soy completamente irrelevante para él: que vive en su pedestal siendo el Rey de DUDO, el #1 en la Sociedad Italina y el objetivo de la atención de muchos. Por mi parte, soy una estudiante más con buenas notas dentro del palacio Italo, otra usuario en DUDO con un punteo casi aceptable, otro rostro bonito pero no demasiado como para llamar su atención. Sin embargo, todavía creo en que me encontrará en algún corredor de facultad, o calle de la universidad, o sino por la aplicación. Por ello mis alarmas a siempre están activas para recibir mensajes de su perfil, de su muro comparto sus post, soy otro like más en sus publicaciones pero de las primeras.

Soy otra fan pero con propósito y la diferencia de que me obsesioné con él a una edad muy temprana. Desde ese día.

El móvil suena en el escritorio cerca de mi cama y no me molesta. Al contrario: estiro una mano con la parsimonia que deja saber que dos minutos atrás dormía sin enterarme de nada. No obstante, Grace McWell existe en este mundo para mantener al día incluso al más huraño de la Universidad, entre los cuales no estoy. Es mi ejemplo a seguir y según mi opinión, el usuario más completo de todo DUDO: cuenta con un punteo de 4.8 diario (según las estadísticas de segundo año), es la única periodista exitosa de DUDO, la #5 en el Top Pedestal y esto lo consiguió siendo una estudiante brillante, que carece de belleza pero tiene mucho ingenio, además es querida y se rumorea que jamás ha comprado ninguna de sus citas.

A mi parecer este año puede escalar en el Top, pues (después de Calen) ella es lo mejor de la Sociedad Italina. Por cuánto la admiro, creo que le pediré una cita antes de terminar el primer semestre, para entonces preguntarle sobre sus fuentes. Porque tiene que tener trabajadores fijos, cámaras ocultas, o algo de tecnología avanzada. Si no, ¿cómo se explica que nada escape de sus garras? Ni la noticia más mínima de la categorización que sea, ni el chisme más jugoso, vega de quien venga. Por ejemplo: en el semestre anterior, David Garmedia dejó la esculca luego de que ella diera a conocer a todo Italo, a través de DUDO, que su familia estaba involucrada en un desfalco y la quiebra estaba a sus puertas. Él tenía un promedio de 3.9 y cerró su cuenta para irse al exterior.

Grace McWell es letal pero verídica y sus fuentes, desconocidas.

Otra prueba de ello es el reciente mensaje que leo. Según dice, hemos ganado otra placa y reconocimiento; por tanto, surge la idea de traer aquí a becarios.

— Así que seguimos siendo una Uni Estelar ¿no AlWest? –canturreo a mi cotorra.

Tomo un momento para bromear con ella y luego alimentar a CalSanders, McWellItalina y BeBecker, mis respectivos peces.

— Hola...

De repente me aliso el cabello como suelo hacer ante una visita, me limpio la dentadura dándole uso a mi lengua y entonces sonrío.

— Hola ¿qué necesitas?

Soy consciente de que mi visón en pijama puede ser la causa de su miramiento antes de hablar, con todo, no dejo de sonreír en tanto aguardo su respuesta.

— No nada, ya me ayudan ellos.

Los auxiliares de dirección entran como si hubiesen sido llamados. Cargan maletas y el último antes de irse, exige una firma por parte de quien será mi nueva compañera. Mantengo en el rato una de mis manos en alto, acariciando la silueta de mi oreja, evalúo a la chica y no me quedan dudas de que es una de los cinco becarios. Tiene espejuelos de mínima calidad y horrendo color amarillo, las gomas de sus maletas están rotas o sino gastadas, por tanto: he ahí la razón para que el personal las cargase en lugar de hacer lo normal. Imagino que su firma debe ser un garabato si la juzgo por el gesto de su mano y para acabar, viene compartiendo sandalias con gorra del niño de los periódicos.

En tanto despide al recadero, termino de dar su comida a BeBecker.

— Hola –hablo al tenerla sola en medio de la habitación–, mi nombre es Amelia West, en DUDO me buscas y me sigues como @AmWest pero entre nosotras me puedes llamar Lia o sino, solo West.

Mi preciosa pecera llama toda mi atención pero dejo de verla para atender a la nueva inquilina, pues resulta de muy mala educación que alguien hable y el objetivo de tus ojos revele: me importan diez productos caducados lo que tengas por decir.

— Ah...soy Carina Carson. O me llamas Carina, o me dices Carson.

Es tan irrelevante para ella lo que para mí son las piezas de mi estabilidad, que me da risa. Tengo que reír ante su tono reducido a la ignorancia.

— Eso va a cambiar becaria –decreto–. Mmm, creo que puede ser @CarCarson o @AriCarson ¿Cuál te gusta?

— La segunda ¿pero de qué hablas?

— Ya veo que Dirección te ha mandado directo hasta aquí: como aún no empieza el curso, quieren trabajar cada vez menos –doy un exhalar que termina siendo bufido y mis ojos se posan en ella–. Siempre he dicho que necesitan poner asesores pero yo seré tu madrina. Ahora: conéctate a la Wifi y descara la app DUDO.

— ¿Es necesario...?

— Es imprescindible, Carson. Mírame y escúchame.

Al lanzar mi orden se desata uno de los gestos que por naturalidad me salen cuando una información importante brotará de mí: puntear mis índices hacia abajo, sostenido en los meñiques su ambición de sobreponerse por encima de los demás dedos.

— Carson, una vez tengas en el móvil a DUDO, olvida tu mundo y lo que ha sido de éstas paredes para afuera (con paredes, me refiero a todo Italo) porque DUDO, cruelmente, decide quién eres aquí dentro.

— Es solo una aplicación –me rebate.

— Es: tu reputación –enumeran mis dedos–, tu estatus, tu popularidad, tu margen de socialización, tu protección de falsas noticias, tu ranking de promedio, tu propuesta de cambio en situaciones extremas, tu oportunidad de ascenso, tu mejor bonus para venganzas (si así lo quieres) y el paso para convertirte en leyenda.

— ¿Qué?

— Sí. Entiendo tu sorpresa porque eres novata en esto –en parte me compadezco de su descoloque– Si te ayuda...yo...no, no estuve así –bromeo sin éxito–. Conocía de DUDO desde que mi hermana @AlWest vino a Italo: por eso lo de "Hereditaria" bonita; todos nuestros antecesores han venido a Italo. En tu caso podrías marcar el inicio, y no serías la única pues muchos magantes han comenzado a enviar a sus hijos acá en los últimos diez años. Aunque, volviendo a mí, pues mis padres vinieron y mi hermana también. En suma: tendrás una buena madrina ¿a ver, ya?

— ¿Ya qué?

Pobre, está perdida.

— Que me des el móvil ¿no has descargado la app?

— Eh...no. Mira yo solo vine aquí para estudiar...nada más.

Será divertido convertirme en su mentora y a la vez compartir tiempo con alguien tan diferente. Por lo general no conservo con compañeras de dormitorio, pues llegan a ser muy entrometidas, falsas conmigo o envidiosas.

En este instante, al cerrar mis ojos y poner cada de: "estoy harta de ti", ella persevera en su rictus desencajado. Me digo que no será la última vez. Además, sé disfrutar ésta sensación de nuevos comienzos. Porque este va a ser a ser mi año; el hecho para conseguir mis objetivos, por lo que el trayecto (desde ya), me sorprende con alguien como Carson.

Esta chica despistada es lo contrario al estereotipo de mi mundo, alguien natural y real, por tanto la haré mi amiga y confidente.

— Ya la tengo. Enséñame cómo usarla.

Su petición me sorprende dado por el tono meloso de su voz. Abro los ojos y marco la línea de inicio.

— Bien, pero antes sígueme.

— ¿A dónde?

— ¡A mi perfil, Carson! –le esclarezco.

— Oh ya...ya, pero no tengo perfil.

— Tranquila, tienes razón, lo olvidé. Por cierto, eso de "solo aquí para estudiar" –sostengo al imitar su tono huido– ¿Sabes cuál medio de comunicación se usa para dar notas, pedir consultas, o lo que sea...de este tipo en el campo académico? DUDO. Cada profesor de cada facultad, de cada carrera usa DUDO y...digamos que...quienes no compiten por llevar la mejor ropa; compiten en el mejor puntaje en los exámenes, los proyectos más destacados o ideas innovadores, lo que cualquiera de las facultades implante como proyecto estudiantil y/o científico, o de superación. Lo dicho, reduce mis palabras a que: si viniste a estudiar, serás otro usuario más en DUDO.

— Ya lo voy captando.

— ¡Genial! –comento pasándole un brazo por su cuello para atraerla a mi cama–. Ahora debo crear el perfil (mira para que aprendas), luego te haré una foto con una hermosa app llena de filtros que tengo, después te daré publicidad en mi muro para que se te peguen algunos seguidores (aunque no tengo tantos). Posteriormente iremos al perfil de Grace, a quien también seguirás porque para entonces, estará hablando de los cinco nuevos becarios...y Grace McWell es nuestro periódico andante. Lo que quieras saber de cualquier persona en Italo, ella es la respuesta. Por cierto, imagino que no trajiste ropa para la fiesta temática y no has de hacerte ni idea de qué es...pero, en el perfil de Grace lo veremos. Ella hará un live para toda la Sociedad Italina y yo te ayudaré con el atuendo que establezcan.

— Aprecio mucho tu empeño, West. Gracias.

— No me agradezcas becaria –digo en son de jarana– y mejor, vótame con el puntaje mayor cada día.

— No entiendo...

— Normal. Yo te ayudaré, por cierto, #calia puede ser nuestro hagstach para las publicaciones, eso si llegásemos a ser tendencia en DUDO.

Horas más tardes Grace McWell estableció que la temática sería esmoquin con pajarita y máscaras plateadas. Después, antes de irnos a dormir, otra ola de estudiantes se instaló en la escuela para disfrutar de estos días semi presenciales.

Y vinieron con el rumor de que Beck Becker podría volver.

Existió con razón, gran alebresto en cada residencia pero por mí parte (pese a ser una BeBecker más), había un lamento. Beck significaba problemas, rivalidad, y el odio latente de Calen. Al que no he vuelto a ver para decirle que es mucho más bello sin su ceño fruncido, que es el indiscutible #1, no hablando de DUDO, sino en mi corazón.

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