91. ¡NO ME DIGAS!
(ARIANA JÁUREGUI)
Ethan y Sarah reían por algo que acababan de decir, y la imagen de sus rostros iluminados por la alegría me arrancó una sonrisa automática. «Tengo que concentrarme en ellos», me dije. «No puedo dejar que Silvia me arruine este momento». Abrí los ojos y me uní a la conversación, intentando dejar atrás, aunque fuera por un momento, la presión que sentía.
—…y entonces, el camarero derramó todo el café encima del abrigo de la señora —contaba Sarah, entre risas.
—¡No me digas! —exclamé, fingiendo sorpresa.
—Te lo juro —respondió Sarah, con los ojos brillantes—. Fue un desastre.
Ethan me miró con una sonrisa dulce, como intentando asegurarse de que estaba bien. Le devolví la sonrisa, apretando suavemente su mano que descansaba sobre la mesa.
—¿Qué les parece si salimos esta noche? —propuso Ethan, con una mirada traviesa—. Como una cita… ¿de verdad?
La idea me pareció maravillosa. Necesitaba salir de allí, alejarme de los fantasmas que me perseguían y sumergirme en la compa