87. DESFALCOS
(SARAH MILLER)
—¿Te vas otra vez? —preguntó, con el tono de voz elevado, casi un grito. Su rostro, habitualmente maquillado a la perfección, mostraba ahora una mueca de fastidio.
—Sí, mamá —respondí, intentando sonar lo más tranquila posible. No quería discutir, solo quería irme.
—¿Es que no eres feliz en esta casa? ¿Hasta cuándo tendré que vivir con tu constante ausencia? ¡Y pagando por tus… desfalcos económicos!
«Desfalcos», pensó con amargura. Para ella, cualquier gasto que no estuviera directamente relacionado con la empresa familiar era un despilfarro imperdonable. Ignoré sus palabras, sintiendo un nudo en el estómago. No valía la pena discutir. Salí a la calle justo cuando una Chevrolet negra se detenía frente a la puerta. Era el chófer de Ariana. Subí rápidamente al coche, cerrando la puerta tras de mí y dejando atrás los gritos de mi madre.
Quise creer que con Ariana encontraría un respiro, un refugio en medio de la tormenta familiar. Pero la vi y supe que no sería un descanso