—¿Qué pasó? —preguntó Luciana.
Daniela abrió la boca, quiso decir que era por Andrés, pero lo pensó mejor y se quedó callada.
Andrés quería que ella ayudara a invitar a Luciana a pasar el fin de semana en un resort fuera de la ciudad. Tal vez iba a necesitar favores de él después, así que no quiso rechazarlo. Por eso aceptó venir a hablar con Luciana.
Como tenía cosas todo el día, vino temprano por la mañana.
—Este fin de semana... ¿qué te parece si vamos al resort Monte Sereno, que está afuera de la ciudad?
Luciana la miró, dudosa.
—¿Solo eso? ¿Y por eso viniste tan temprano?
Daniela se rascó la cabeza, un poco nerviosa.
—Pues... iba pasando cerca y pensé en aprovechar para contártelo.
—Creo que este fin de semana no voy a poder —dijo Luciana.
—¿Tienes algo que hacer? —preguntó Daniela.
Luciana sonrió.
—Sebastián me dio un caso. Si me va bien, puedo quedarme fijo en la firma.
Los labios de Daniela se apretaron.
La miró, y pensó: “Qué tonta, ya estás en la mira de alguien y ni lo sabe