Milan estaba parado frente a mí con cara de pocos amigos, lo conocía perfectamente y sabía que algo no andaba nada bien.
—Buenos días —dice sin apartar la mirada de mí.
—¿Qué haces aquí? —pregunto poniéndome de pie.
—Señorita Crystalle, esos no son modales —comienza a decir el ama de llaves.
—¡Exacto prima! —grita con diversión Ramiro— no es manera de hablarle a tu futuro esposo.
Aquellas palabras me volvieron muda, ¿lo había escuchado bien? Eso era imposible, volteo a ver a mi madre y ella baja la mirada rápidamente, al tiempo