Llegamos al colegio. Y enseguida todas las miradas de nuevo en nosotros, en mí otra vez. Fui a mi casillero y Noah sigue a mi lado hasta que vio venir a Austin, claro.
—¡Que fastidio!—se quejó refiriéndose a Austin—Mejor nos vemos ahora—dijo y me beso.
Lo vi irse al campus. Seguramente a la práctica del fútbol.
Cerré mi casillero.
—¿Qué? Ahora lo intimido tanto que se va por mi presencia—expreso Austin acercándose.
—Oh por dios Austin ¡Cállate! -dije y comenzamos a caminar.
—Está bien, está bien ¿Recibiste mis mensajes? -pregunt&oac