- Lily, Pietro vino a casa con sus hombres, se llevaron a las niñas – Rose comenzó a contarle desde antes de entrar a su habitación.
Lily se sorprendió por lo que su amiga le contaba y busco apresurada su teléfono.
Había accedido a ese matrimonio, pero seguía siendo una relación contractual, no iba a permitir que Pietro creyera que podría tomar decisiones sobre sus hijas.
- Pietro – soltó en cuanto la llamada conecto, con una mano sobre su cadera y dando golpecitos nerviosos contra el piso con la punta del pie – Las niñas...
- Están conmigo – la suavidad de la voz de Pietro, la tomo desprevenida – Creí que sería mejor cuidarlas hoy para que Rose te acompañe en el hospital mientras estoy en la oficina.
Lily se sostuvo del respaldar de la camilla.
- No era necesario…
- No quería que estuvieras sola
No tenía ni la menor idea de cómo era estar acompañada.
- Pero no puedes decidir algo así tú solo, yo…
- No quería despertarte
- Cuando se trata de las niñas tienes que consultarme
- No querí