Capitulo 4.

Llegué a la mansión estaba tan feliz, que la sonrisa no desaparecía de mi rostro, estaba que no lo creía le confesaría mis sentimientos a Helios.

Entré por la cocina allí estaba, mi hermana lavando los platos y Sisi los secaba y guardaba, mientras Carlota limpiaba la encimera de la cocina.

—Buenas tardes a todas.

—Saludé para luego darle un beso a mi hermana en la mejilla.

—¿Y esa muestra de cariño Gabrielle? —preguntó Juliette extrañada.

—Estoy feliz. —Respondí sin borrar aún la sonrisa de mi rostro.

—¿Y a qué se debe tanta felicidad? —Interrogaba Juliette a su pequeña hermana.

No supe que decir si le contaba a Juliette mis planes, me castigaría hasta cumplir la mayoría de edad —¡Iré a París hermana es motivo suficiente para estar feliz! —técnicamente no menti pues ese viaje también me tenía emocionada.

—Mmm creo esa sonrisita es por otro motivo. —Dijo Sisi con una sonrisa pícara, dando un codazo en las costillas de Gabrielle de manera cómplice.

—¿Qué? Obvio es por el viaje que estoy tan feliz Sisi.

—Respondí lo más natural posible.

Fui a mi habitación, cerré la puerta y saque mi vestido de color lila era precioso costó mucho, pero valió cada centavo, camine al espejo probando la prenda por encima de mi uniforme.

—Se te ve muy bonito. —Decía Juliette que acababa de entrar a la habitación. Las mejillas de Gabrielle se tiñieron de rojo apenada, por haber sido pillada por su hermana—. Creo que tengo el elemento perfecto para ese  lindo vestido. —juliette caminó hacia el armario, minutos después sacó un trozo de tela blanca lo destapó y resultó ser una hermosa gargantilla con flores bordadas.

—Era de nuestra madre era, su favorito.

La mirada achocolatada de Juliette se torno cristalina, ella resintió más la partida de nuestra madre, ella fue quién se ocupo de ella en su enfermedad.

—¿De verdad puedo usarla?

—pregunté emocionada, con la gargantilla  en mis manos.

Juliette asintio con una sonrisa, para luego  abrazar  a  gabrielle.

—Cuidala  mucho.

•••

La mañana llegó y está vez desperté antes que sonará mi alarma, corrí a darme un baño al salir de la ducha ya mi hermana Juliette no estaba en su cama, corrí a vestirme.

Ya con mi vestido puesto, no me cansaba de mirarme en el espejo decidí.  está vez llevar mi cabello suelto, fui a desayunar y me sorprendió mucho ver a la amiga de Artemis también en la cocina cocinando sacaba del horno  unos ricos panecillos.

—Buenos días señorita Sofia.

—Buenos días Gabrielle estás muy linda. —Dijo Sofia quitándose los guantes para sacar la bandeja del horno.

—Gracias señorita Sofia. —Si alguien como ella dice que me veo bien debe ser cierto.

—Oh de  nada pero te ves tan adorable en ese vestido, por cierto solo dime Sofia. —Dijo la morena guiñando un ojo.

—Esta bien Sofia ¿Dónde están las demás? —era raro a esa hora mi Hermana y las demás estaban en la cocina.

—Ah si tu hermana está lavando las otras dos muchachas, las ví arriba limpiando, según vendría un familiar de la señora Valentina y alistan todo para su llegada. —Explicaba Sofia mientras ponía la bandeja llena de panecillos en la ventana para que enfriaran.

—Te falta algo —decía Sofia de manera pensativa—. ¡Ah ya se espérame  un momento y no te muevas ya vengo! —la morena salió de la cocina.

Yo tome mi desayuno que era básicamente cereal y leche, minutos después llegó Sofia con un maletín y lo coloco en la encimera.

—Termina de desayunar para darle el toque final a tu atuendo.—Dijo la morena sacando maquillaje del pequeño  maletín de color púrpura. 

Termine de comer lavé mis dientes y volví con Sofía.

Tomé asiento frente a ella para maquillarme, minutos después estaba lista, ella me dió un espejo al verme no me reconocí.

—¡Gracias! —estaba muy emocionada, era primera vez que usaba maquillaje la señorita Sofia era buena con el maquillaje.

—De nada estás hermosa, si mi amiga Vico  te viera de seguro te haría un montón de fotos.

—Decía Sofia emocionada. Para mí era otra señal de que todo saldría bien.

Mi celular sonó era un texto de Helios que me esperaba afuera, me despedí de la señorita Sofia tomé mi mochila y salí de la mansión; en la entrada estaba él  luciendo un traje negro con detalles en rojo era como un principe.  Mi corazón estaba tan acelerado que parecía querer salir de mi pecho.

•••

Caminé hasta él ya era hora de irnos, de nuevo ese hormigueo en mi estómago.

—Estas preciosa Gabrielle vamos.

—Dijo el rubio tomando a Gabrielle de la mano.

Ambos subieron al auto al llegar al festival, se detuvieron en cada puesto de comida y artesanía, disfrutaron de varias presentaciones musicales y de teatro.

—Listo nena tienes tu globo de agua podemos sentarnos y descansar un rato? —pedía Helios cansado de tanto caminar.

Está bien. —Dije aceptando su petición pues yo también quería sentarme un rato, nos sentamos en un banco bajo un gran árbol.

Ambos estábamos en silencio pero no un silencio incómodo, «muy bien Gabrielle es ahora o nunca», me alentaba mentalmente.

—Helios yo quería decirte algo, es algo que llevo mucho intentando decirte. —Todo mi cuerpo temblaba pero aún así ya había tomado una decisión.

Helios no quitaba su mirada zafiro de mi, ese par de gemas que me hacían tan difícil concentrarme.

—Te escucho Gabrielle. —Dijo el rubio tomando la mano de su amiga para darle confianza.

—Y..yo este bueno yo quería...

—Las palabras quedaron a medias, pues  nos llegó una tercera persona.

Helios al verla se puso de pie para ir junto a la misma chica que ví días atrás.

—Pense que no vendrías. —Dijo la chica besando la mejilla  del rubio, haciéndolo sonrojar un poco.

—Ven te quiero presentar a alguien. —Helios  tomó la mano de la muchacha para llevarla con Gabrielle.

—Lara  ella es Gabrielle mi mejor amiga, Gabrielle ella es Lara   mi  novia.

Novia esas palabras no dejaban de zumbar, en mi, destrozando mi  corazón  en miles de pedacitos, quería huir de allí.

—Hola de nuevo Gabrielle ¿Me recuerdas? —dijo la pelirroja con una sonrisa.

—Hola claro  que te recuerdo.

—Dije  fingiendo una sonrisa para no llorar.

—¡Ya se conocían! —dijo Helios sorprendido.

—Si.  —Respondió Lara.

—Helios gracias por acompañarme olvide ir a ver a Charlotte, prometí ayudarla con su presentación. —Dije alejándome de allí.

—¡Espera Gabrielle ¿Qué querías decirme?

—No era nada te veo luego.

—Salí corriendo lo más rápido que pude, mis ojos ardían ya no pude aguantar más las lágrimas, me sentía tan estúpida ¿Qué habría pasado si me declaraba? Habría quedado como tonta, era absurdo creer que alguien como él no tendría novia.

Quería desaparecer de la tierra no debí salir hoy de mi cama, en que pensaba cundo le hice caso a Charlotte, fui a mi escuela tomé mi mochila y fui a cambiarme para ponerme mi uniforme.  No sabía a dónde ir, además. No quería que nadie me viera subí a la azotea de la escuela sabiendo que estaba prohibido hacer eso, pero no importaba solo quería llorar y estar sola...

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