Esa noche, Carolina se quedó en la residencia de los Estrella.
Sin embargo, solo se quedó una noche más, ya que Logan envió a alguien a recogerla a la noche siguiente.
Ante el inminente avance en el proyecto con el Grupo Lafuente, Rebeca llegó allí temprano a la mañana siguiente.
A la hora del almuerzo, mientras comía fuera con el señor Marcías, el señor Roble y los demás, se encontró con Natalia en la planta baja.
El señor Roble y sus acompañantes, al verla, la saludaron cortésmente como antes:
—Señorita Mena.
Natalia asintió con la cabeza.
—¿Van a comer?
—Sí —respondió el señor Roble con una sonrisa. Teniendo en cuenta que Natalia era, en cierto sentido, la “futura jefa” del Grupo Lafuente, supuso que ella intercambiaría cortesías con Rebeca y se quedó en silencio.
Sin embargo, para su sorpresa, ella actuó como si Rebeca fuera invisible. Sonriendo solo a él y a varios empleados de la empresa, dijo:
—Bueno, pues sigan con su trabajo. Les invito a comer en otra ocasión.
No solo el seño