Rebeca y Nate hablaban sin parar, citando a los clásicos.
Cualquiera con ojo perspicaz podía ver que cuanto más hablaban, más entusiasmado y sorprendido se sentía él, e incluso al hablar con ella descubría algunas de sus propias carencias.
Pero esto le hizo sentirse maravillado.
No pudo evitar decir: —De verdad que no me equivocaba, de verdad que eres mejor que yo.
¿Qué clase de persona era Nate?
Rebeca tenía esa riqueza de conocimientos a tan temprana edad, e incluso él reconoció la grandeza de Rebeca.
Podría decirse que esto dejó directamente atónita a la multitud que les rodeaba y que escuchaba su conversación.
Solo Cristian sonreía sin dejar rastro.
Natalia también escuchaba en silencio.
Karen no entendía el inglés, y no sabía de qué estaban hablando.
Al ver que llevaban tanto tiempo charlando sin intención de terminar, se sentía un poco impaciente. —De qué hablan tanto, parece interminable.
Natalia no dijo nada, pero su mano aferraba la copa.
Aunque el nivel de la IA de Húcter se