Rebeca acababa de volver a su despacho cuando sono su celular.
Era Carolina.
Recordando la intención de Logan al querer cenar con ella, miró la llamada entrante de Carolina y no contestó.
La niña la llamó tres veces seguidas, vio que no contestaba y, al cabo de un rato, le envió un mensaje.
“Mamá, el mes que viene voy a competir en un torneo de esgrima, ¿puedes acompañarme al entrenamiento de esgrima de mañana?”.
Cuando Rebeca vio este mensaje, la mano que sostenía el móvil se detuvo de repente.
Desde que Logan llevó a Carolina a Kirsey, hacía más de dos años, había ausentado a muchas cosas de Carolina.
Por ejemplo, no sabía mucho sobre las clases que Logan había organizado para Carolina ni en qué actividades le había matriculado en los dos últimos años.
Antes de querer divorciarse de Logan, le preguntó a su hija sobre estas cosas, pero Carolina no quiso contarle mucho.
Tanto era así que si Carolina no se lo hubiera mencionado ahora, no habría sabido que practicaba esgrima.
En cuanto a