—Señorita, ¿quiere comprar piruleta?
Rebeca se dio la vuelta.
La piruleta de colores tentadores le llamó la atención y su corazón dio un vuelco.
Hacía mucho tiempo que no comía una piruleta.
Con ese pensamiento, dirigió la mirada hacia su hija.
Para su sorpresa, vio a Carolina con una piruleta en la mano y comiéndosela alegremente.
Y Natalia tenía un ramo de rosas rojas en la mano.
Se acurrucó junto a Logan, hablándole mientras Carolina le compartía su piruleta.
Natalia lo tomó con una sonrisa y dio un lametón de la mano de Carolina, quien lamió de nuevo antes de dárselo a Logan.
Solo para ver cómo Logan negaba con la cabeza, sin saber qué decir, y no se lo comía.
Rebeca apartó los ojos y le dijo a la vendedora de la piruleta: —Yo quiero una de fresa.
Y cuando estaba a punto de preguntarle a Ryan si quería una, que lo invitaba, Ryan tomó la iniciativa: —Déjame a mí.
Con esas palabras, fue el primero en sacar el celular y pagarlo, y tomó la piruleta de la vendedora y se la entregó a Reb