En el acuerdo de divorcio ella dijo claramente que no quería nada.
No había división de bienes ni custodia de Carolina de por medio, y supuso que pronto le avisaría para que recogiera los papeles del divorcio.
Pero habían pasado unos tres meses desde que ella había dejado los papeles del divorcio para él, y no hubo ningún movimiento por su parte.
Ante ese pensamiento, Rebeca levantó la vista y estaba a punto de preguntarle al respecto cuando llamaron a la puerta.
Entonces sonó la voz de Iván en la puerta: —Rebeca, he oído que estás enferma, ¿ya estás mejor?
Antes de que Rebeca pudiera hablar, Logan tomó la palabra: —Pasa.
Había bastante gente entrando y saliendo por el cuarto antes, por lo que la puerta se quedó abierta.
Al oír la voz de Logan, Iván cruzó la puerta y saludó primero a Logan: —Hola, Logan.
Logan: —Hola.
Los ojos de Iván se posaron en Rebeca, pero esta no había pasado mucho tiempo con él, así que a pesar de notar su preocupación, no sabía qué decirle, solo pudo contestar