Capítulo 155
Rebeca no dijo nada.

Tras la llamada, Rebeca volvió a estornudar.

La tía de Rebeca, Martina, preocupada por si estaba resfriada, le preparó una infusión de jengibre, que Rebeca bebió y sintió más pesadez en la cabeza, y se quedó dormida en nada.

Cuando se despertó, se dio cuenta de que tenía fiebre.

Una fiebre alta que le hacía sentir que le daba vueltas la cabeza.

Carolina se acercó a ella, algo preocupada: —Mamá, ¿estás malita?

Rebeca: —Sí.

Esperanza también estaba preocupada e iba a llevarla a la mansión de los Lafuente para que la viera el buen médico de la familia.

Úrsula pensó que su enfermedad era grave y no podía retrasarla, y también le dijo que fuera a la mansión con Esperanza para que la viera el médico.

De vuelta a la vieja mansión, el médico la chequeó y le recetó medicinas, Rebeca se tomó las pastillas y subió a dormir de nuevo.

Cuando volvió a despertarse, la pesadez de su cuerpo y de su cabeza ya no era tan grave.

Y se encontró una pequeña luz encendida en el lateral y
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