Rebeca colgó el celular y se concentró en el trabajo.
A las nueve de la noche, después de que su cerebro fue bautizado por los conocimientos, Rebeca estaba de mucho mejor humor.
Fue entonces cuando entró la llamada de Cristian.
—¿Quieres salir?
Media hora más tarde, Rebeca llegó al bar.
Cristian salió a recibirla a la entrada y le preguntó: —¿Quieres tomar algo?
Rebeca hizo una pausa y dijo: —Sí.
Cristian se acercó y la miró: —¿Estás de mal humor?
—Ya estoy mejor.
Cristian no hizo más preguntas y le pidió un cóctel azul de poco alcohol.
Rebeca lo sostenía en la mano, dando pequeños sorbos mientras escuchaba a Cristian hablar con su amigo.
Ni ella ni Cristian eran conscientes al hecho de que alguien observaba desde la barra de arriba.
Borja: —Ajá, Rebeca y Cristian.
El hombre que estaba a su lado siguió su mirada y dio un respingo al ver a Rebeca.
Borja se dio cuenta y sonrió: —¿Es tu tipo?
Su amigo no contestó, sino que se limitó a preguntar: —¿La conoces?
—Sí —dijo—. Es la chica de la