- Bello durmiente, es hora de despetar.
Hector lanza un silbido hacia perro fiel. Quien está atado a una soga y sentado en una silla.
- Vamos, échenle agua al princeso.
Dice Hector perdiendo la paciencia. Unos de sus hombres asiente y le lanza una cubeta de agua a Perro fiel quien reacciona al instante.
- ¿Qué pasa?
- Al parecer ese golpe que te dí te hizo dormir mucho tiempo.
Dice Hector prendiendo un cigarrillo. Perro fiel le lanza una mirada al notarlo y rebonibar lo ocurrido.
- Pensé que teníamos un trato.
Dice Perro fiel escupiendo algo de sangre.
- Pensaste demasiado. Yo no hago tratos con policias corruptos.
- ¡Yo no soy corrupto!
Grita perro fiel. Los hombres de Hector lo apuntan con sus armas. Hector suelta una risilla.
- Bajen las armas.
Dice Hector señalando con la mano. Sus hombres asienten, bajan sus armas y se encargan de escuchar.
- Déjame recordar un poco. Dijiste que tú sabías todo de mi, pero yo de ti no. Déjame contarte un secreto, no sólo tu jefe es inteligente.
He