A las puertas de la oficina se abre y entra dando tumbos como ama y señora. Sacudo la cabeza con insolencia. No sé por qué demonios Timoteo la ha llamado a ella. Lo único que hace con esto es procurar que me tumba se cabe aún más hondo y más rápido.
—Sigo sin entender para qué diablos le llamaste. —Murmuro nada más verla, acercarse a mí.
—¿Como ha ido con mi padre? —Le pregunta a ella directamente a Timoteo, supongo que porque él ha sido quien la llamada.
—Timotheo Hossen. — El extiende una mano y ella la estrecha rápidamente.
—Priscila Domert. — dice escueta. —¿Qué sucede Timotheo? ¿Por qué me pediste que viniera?
—¿Y yo qué? ¿estoy pintado aquí? —Preguntó y de inmediato doy una v