Capítulo 47: Dolor.

Desconcierto.

Dolor.

Todo lo siento en mi pecho mientras noto como el color se va de las mejillas de Priscila.

—Lárgate. — digo con la mandíbula apretado y los dientes casi estallando de tanta fuerza que les hago. —Vete.

—Ernest…

—Vete, Priscila. Tu y yo terminamos por hoy.

—No quise…

—¡Si quisiste! — grito enfurecido. Abro los brazos y los levanto con indiferencia. — tu si querías. ¡Querías lastimarme! ¡Ahí lo tienes!

—No.. — escucho su susurro, pero me da asco. No puedo verle ahora mismo.

—Vete, Priscila.

—No. No me iré hasta que hables conmigo. No quise lastimarte. Yo no..

—Si lo hiciste. Por eso dijiste eso sobre mis padres. ¿Crees que soy capaz de pegarle a una mujer?

—Te juro por Dios que jamá

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