Capitulo 32: Siempre mamá.

Me despierto acostada en la cama del hospital. Me doy cuenta que comienzo a desarrollar la costumbre de ser de esas típicas embarazadas, que todas las semanas terminan en el hospital por anemia, mareos o cualquier malestar asociado con el embarazo. Odio sentirme débil, odio tener dolor en el cuerpo y sentir que no puedo mover un solo músculo. Miro a todas partes, parpadeando para acostumbrar mis ojos a la luz tenue de la habitación.

—¿Dónde está mamá? —Pregunto, desde que veo a Rosita que se acerca.

—Cariño, ¿estás despierta por fin?

—Pues sí te estoy hablando, creo que sí. —Digo con voz adormilada. Casi no me reconozco, la garganta me come y la lengua me pesa. —Porque me siento tan embobada?

—Te dieron medicamentos para controlar el dolor del vientre.

Entonces lo recuerdo, el motivo por el que estoy en

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