Luke se encontraba en una sala observando a su pequeño bebé, un varón, un niño sano y con latidos fuertes, al menos eso era bueno. La cosa más buena y pulcra en su vida. Él aun se lamentaba por no poder tener a Sofía con él, incluso, se molestó por no detenerle de nuevo, pero cada vez que se acordaba que un niño estaba en camino se reconfortaba.
— Luke.
— ¿Qué fue Sara?
—Me gustaría comprar unas cosas para el bebé.
— Está bien, solo dime cuando.
— Más tarde —Luke sonrió y le besó la mano. — ¿Sabes que quería una niña?
— A mí sí me hace gracia.
— A mí me gusta, pero, ya hay muchos en la familia.
— Lo que importa es como lo criemos.
— Ademá