La música electrónica inunda mis sentidos. El calor que desprende la fogata, el alcohol corriendo por mis venas y el montón de gente a mi alrededor bailando y pasándolo bien son razones suficientes para que ya me haya olvidado de que no sé me da muy bien bailar electrónica. Junto a mi Matt y Dom bailan igual de entregados a la música que yo, nunca pensé que la pasaría tan bien en una rumba como ésta. Dom se acerca a mí y grita junto a mi oído
— ¿estás bien? ¿no quieres beber nada?...—
Asiento y él le hace señas a Matt que se pierde entre la multitud mientras él y yo continuamos bailando, lo siento a mi espalda pegado a mí, moviéndose al ritmo de la música y me grita
— preciosa te mueves bien eh...— me río a carcajadas y le respondo
— no creas todo lo que ves, es sólo