— No puedo creerlo, ¿Cómo pudo entrar?
— No tengo la menor idea, cuando entré a la oficina ya estaba sentado en mi silla con un cuchillo en la mano, la verdad hasta parecía escena del padrino
— Increíble lo que pueden llegar a hacer estos sujetos… ¿Ethan qué haremos? — preguntó una vez más Emily algo angustiada
— Para no dejarme intimidar le hablé en el mismo tono que me habló… Así que sólo queda esperar que harán, pero al parecer no piensan desistir con quitarnos dinero por la mercancía de Japón
— Dios mío Ethan, no puedes seguir arriesgando tu pellejo así — dijo ella aún más preocupada
— Con el negocio que hiciste con los árabes será suficiente para cubrir el vacío que dejará el retirar nuestra marca de Japón — Ethan comentó recordando al negocio millonario que logró Emily — Pero aún así, no podemos desistir con uno de nuestros mayores ingresos, así que vamos a esperar
— Ethan, espero nuevamente que tengas razón, no quiero que nada malo te pase
— Ni espero que yo te pase algo malo a