Extiende un vaso de agua hasta mí, lo tomo tragando las pastillas y luego el agua. Me quita el vaso de las manos haciendo que me sienta en una silla, aún frente al espejo, pone varias cosas en el tocador, todo es maquillaje, sombras, labiales y los nervios empiezan a crecer de nuevo. Después de unos cuantos minutos se retira y deja que me observe.
—Estoy... —No se, como decirlo—. Diferente. Mi piel parece de porcelana, aunque sin maquillaje no cambie mucho, mis ojos son los que no reconozco. Jessica ha usado una sombra bronce con un tenue delineado en el lagrimal, mis labios se ven aún más rellenos de lo que ya son, y mi cabello está pulcramete en ondas que reposan sobre mis hombros y espalda, soy bonita lo reconozco. —Esta bien Kang... Si, todo está listo... Llevaremos a siete chicas, si sé que pidieron seis, pero tengo a un nuevo prospecto. Estoy segura de que funcionará... Esta bien, te espero en cinco minutos. —Jessica termina de hablar por teléfono y me mira con su sonrisa engreída, ella es la jefa. Salimos cuando el claxon de una camioneta nos avisa que han llegado por nosotras, salgo primero viendo como un chico alto sale de la parte delantera del vehículo. Me mira de arriba a bajo arqueando sus cejas sugerentes, desvío la mirada avergonzada, no estoy acostumbrada a que me observe de esa manera. —Alto ahí jovencito —llama Jessica a mi espalda. —¿Es ella? —Él chico me señala con el dedo, sorprendido y sonríe—. Tienes razón, va a funcionar y muy bien —dice mientras me observa sin pudor. —Basta de pláticas Kang. ¿Y las chicas? Kang se dirige a la puerta lateral de la camioneta y la abre dejando ver a las personas que están dentro, son seis chicas vestidas con ropa reveladora, parecida a la mía. Todas nos sonríen o le sonríen a Jessica, no lo sé, pero devuelvo el gesto. —Arriba. —Me señala la camioneta y camino hasta entrar y sentarme en uno de los asientos, todas parecen un poco confundidas, así que las saludo con la cabeza. —Vaya, eres nueva. ¿No? —me pregunta una de las chicas con cabello rojo, parece simpática y le sonrío como respuesta—. Mucho gusto soy Natalie. —Me extiende la mano y no dudo en tomarla. —Mucho gusto, soy Catherine. —Ellas son Hani, Ava , Arin, Samanta y Lili. —Señala a todas y asienten al escuchar sus nombres. La chica de cabello naranja la recuerdo por las fotos de Jessica, ella me mira recelosa. Es Samanta. —¿Porque si pidieron seis llevas a una más? —pregunta Samanta con tono enfadado, mientras no quita su mirada de mi. —Catherine es nueva, quiero al menos mostrarla esta noche para futuros encargos. —Miro a Jessica a lado mío y me guiña un ojo, ¿futuros?... Solo estoy aquí por una vez. —Entonces si la escogen a ella, una de nosotras se quedará sin paga. ¿No es así? —Jessica rueda los ojos y la mira intimidante. —¡No! —dice fuerte—. Todas tendrán su paga, trabajen o no está noche. —Su asombro me dice que ella no es la clase de jefa que acostumbre a regalar su dinero—. Pueda que alguno de los clientes quiera tener un trío. ¿No?. —Lo dudo —habla la chica de cabello castaño, Ava dijo que se llama—. He trabajado antes con el señor Frank, sus amigos son muy agua fiestas, solo hablan de trabajo y ni se diga de su líder, el señor D'marco es un amargado de primera. Las veces que he ido no ha escogido a nadie, es como si no fuéramos suficientes para él, la verdad me sorprendió mucho cuando Jessica dijo que querían a seis de nosotras. —Como sea, ellos pidieron seis con uso o sin el tienen que pagar —Jessica dice segura y todas asentimos. El resto del camino la pasamos en silencio, cada quien mentalizándose para lo que nos espera. Al menos yo lo hago, tal vez ellas ya no lo necesiten, deben estar acostumbradas. Hablaron de un Frank y un D'marco, me pregunto como serán, pido con todas mis fuerzas que al menos sean un poco jóvenes y no tan viejos como el señor Smith. Kang maneja hasta un enorme y monumental portón, que por lo menos tiene que medir tres metros de alto, él se limita a hablar por el parlante a su lado, sin bajarse de la furgoneta, desde atrás es difícil entender lo que dicen, pero en un instante el gran portón se abre dejándonos pasar, entre más se acerca la hora más nerviosa estoy, y mis manos empiezan a sudar. Levanto la mirada y miro estupefacta por la ventanilla, frente a mi se encuentra un palacio, la casa de Jessica ocupa una recámara a lado de esta mansión. Tal vez exagero con el tamaño, pero es que si esta enorme. Kang nos abre la puerta y todas salimos boquiabiertas, menos Ava quien ya había venido antes. —Aquí vive el señor D'marco, el líder. Casi siempre hacen las reuniones en su casa, al menos que Frank no quiera salir de su penthouse. —Ava comentar y Hani arquea una ceja, curiosa, todos lo hacemos pero ella es quien la cuestiona. —Sabes mucho para solo ser una prepago. ¿No? —dice, mientras seguimos caminando rumbo a la puerta, donde nos espera un señor de edad avanzada, al parecer es un empleado y lo confirmo al mirar su uniforme. —¡¡Shh!! —Jessica nos calla cuando llegamos hasta él. —Buenas noches madame. —El señor saluda a Jessica con una reverencia y ella sonríe amable, adentrándose a la mansión. Lo primero que capta mi atención es la majestuosa escaleras en espiral frente a mí, todo es blanco y negro, no hay color, pero eso no resta lo elegante y hermoso que se ve todo rodeado de mármol pulido liso. Ventanales y persianas con cortinas de lino, rodeando el espacioso salón, alumbrado por un enorme candelabro de cristales preciosos que cuelga desde el techo. Esta gente se pudre en dinero, mientras otras tenemos que matarnos trabajando para poder sobrevivir. Nace una pequeña chispa de enojo en mi interior, ellos han obtenido su dinero con sangre ajena, sin esfuerzo, robando y traficando. —Por aquí, por favor. —Nos llama el empleado, señalando una gran puerta de madera. Dentro de esta se encuentra otro gran salón, con la diferencia de que este tiene muebles al rededor, una mesa en el centro rodeada de sillones color café y detrás de estos, un gran estante de bebidas alcohólicas. Me pongo rígida cuando veo entrar a cinco hombres vestidos con trajes, la mayoría parecen arriba de los treinta. Se me cae la boca al piso cuando me encuentro con el tipo de la cafetería entre ellos. M****a. Me mira curioso con una sonrisa ladina. —Buenas noches, señor Frank, este es mi repertorio del día de hoy. —El tal Frank no contesta al notar a su amigo caminar hacia mí. —¿Marc?... ¿Pasa algo? —le pregunta, pero él solo se acerca a mí, tomándome de la cintura. —Pero que sorpresa, mesera. ¿Ahora si me vas a decir tu nombre bonita? —susurra sobre mis labios y sonríe triunfante. No lo puedo creer—. Ya escogí. La quiero a ella. —Marc me señala sin soltarme y gira para ver a Frank. Su amigo rueda los ojos y niega con la cabeza. —Si mande a traer a estas prepagos fue para que Marc escogiera primero. Es su cumpleaños y lo sabes. —Marc chasquea la lengua. —Será mejor que se apresure, nunca escoge a nadie de todas formas y yo ya quiero disfrutar de mi chica. —Río ofendida. ¿Su chica? ¿Que le pasa a este idiota?Me suelta gracias a Dios y regresa a su lugar, junto a los demás hombres que han estado observando en silencio. Giro mi rostro cuando noto que alguien más ha entrado al salón.Joder...Mi corazón se agita golpeando mi pecho, de repente me siento más nerviosa de lo que ya estoy y mis ojos ignoran las instrucciones de mi cerebro, para que al menos deje de mirarlo tan ensoñada. Estoy estupefacta ante el hombre alto y fornido que se encuentra frente a mí, es perfecto, todo un adonis, con su cabello negro, con sus ondas cayendo por sus mejillas, ojos negros brillantes y mandíbula cuadrada.Dios mío, él es Marcus D'monte, el líder de la organización delictiva más poderosa del país y es todo un Dios griego. Samanta me da un golpe con el codo sacándome de mi trance mental. Marcus nos observa a cada una de nosotras, hasta que sus grandes engranes negros se posan en mí, me observa cauteloso y lo miro igual.¿Será que?No lo creo, no soy tan bonita como Hani o Samanta, tal vez escoja a una de el
Suelta mi pezón y baja más pasando por mi ombligo llegando al borde de mis bragas, me mira sonriente y me destroza con su hermosura. Toma con las dos manos la pequeña tela negra, y suelto un grito cuando las rasga sin esfuerzo. Me las enseña triunfante y las tira en el suelo mientras yo lo veo estupefacto.—Ahora sí gatita, haré que grites en verdad. —Inclina su cabeza hacia mi zona y lo detengo antes de que... ¿Que va hacer? Lo miro con incertidumbre—. Te haré tocar las estrellas, te lo prometo y si no, solo dime que no lo quieres. ¿Deacuerdo? Asiento confiando en su palabra. Apenas siento su cálido aliento sobre mi vulva me paralizo por completo, expectante, hasta que roza con su lengua cuidadosamente mis labios. Una sensación indescriptible empiezo a sentir cuando el movimiento es mucho más rápido y fuerte. Marcus abre más mis piernas para tener mejor acceso, y mira mi reacción al penetrarme con su lengua y yo suelto un gemido tratando de cerrar mis piernas ante el impulso magnéti
—¡Ay! —Chillo, el dolor de mi espalda baja es insoportable, me levanto del sofá adolorida. Joder. Necesito un analgésico, no podré ir a trabajar de seguir a si, no me puedo dar el lujo de faltar, ahora más que antes necesito el dinero, no volveré a venderme de nuevo.Voy hasta la cocina donde busco una pastilla para el dolor, la tomo en el momento justo cuando veo a mi mamá de reojo parada en el marco de la puerta, ella me escudriña con la mirada. Se ve molesta.—¿A qué hora llegaste anoche, jovencita? —Me muerdo el dedo pensativa.—Como a las cuatro de la mañana —Se sorprende indignada—. Pero tengo una explicación, cubrí a Laura en su turno, ella tuvo un percance, además no podía decir que no cuando necesitamos el dinero. —Mentí.Su expresión se suaviza por un momento, pero ahora está con el ceño fruncido, no es una buena señal, camina hacia mí y pone el frasco de medicamentos en la mesa.—¿De dónde sacaste el dinero para esto?... Y no me salgas con que ocupaste lo de la renta, porqu
—No se preocupe Doc. Tendrá el dinero antes de que se cumpla el mes, para que mi mamá continúe con su tratamiento —lo digo tan convencida que en verdad me lo creo y me mentalizo.Termino en la clínica y me dispongo a ir al MUMBAI, el Doctor Silver me a dando unos documentos para llenarlos y el tratamiento de mi mamá empiece lo antes posible.Cuando llego al club me sorprendo al ver a Jessica allí, es muy temprano, incluso para ella. Parece que me ha estado esperando cuando se para apenas me ve.—¡Cat! Qué bueno que llegas, te he estado esperando, no sé donde más trabajas y mi única opción fue esta. —La noto ansiosa. ¿Que pasa?—Bueno, aquí estoy. ¿Para qué soy buena? —Me pongo detrás de la barra y empiezo a acomodar mis cosas.—Demonios Cat. ¿Todavía lo preguntas?... Sí que saliste un éxito. —Me amarro el mandil y la miro curiosa—. ¿A que no sabes quién habló conmigo personalmente? —Pues la verdad no lo sé. —Frunzo el ceño cuando la veo actuar muy extraño.—Marcus D'monte... —Casi
—Me llamo Liz, mucho gusto Catherine. —Me extiende la mano al leer mi nombre en la solicitud y yo la tomo amable—. Te llamaremos pronto.Ahora tendré que decirle a Laura que este al pendiente de su celular, odio no tener suficiente dinero para comprarme uno, pero sé que ella no se molestara por esto, es mi mejor amiga, aunque me sienta culpable por ocultarle cosas. Si solo supiera todo no quiero ni imaginar que me diría. Me encuentro caminando unas cuadras cerca del apartamento, tengo planeado pasar la tarde descansando después de preparar la cena, lo necesito. Masajeo un poco mi cuello pasando a mis hombros, camino distraída cuando de pronto mi visión se oscurece haciendo que mi corazón se agite por la incertidumbre. Unas manos grandes rodean mi cintura cargándome sin esfuerzo, me remuevo para zafarme, pero es mucho más fuerte que yo, el miedo enseguida cobra vida en mi interior. Todo pasa demasiado rápido cuando de nuevo vuelve mi visión, miro al sujeto que me ha quitado la tela ne
-¡Hola, mesera! -Marc sonríe apenas ve mi inminente sorpresa.Me encuentro estática y expectante. ¿Cómo pudo saber donde vivo? ¿Y qué es lo que quiere? Por un momento me hundo en un abismo, pero recupero mi conciencia, cuando recuerdo que mi mamá está a unos segundos de preguntarse por qué estoy tardando, mientras estoy frente al hombre que sabe que fui una prepago .-¿Qué haces aquí? -logro decir entre dientes, cuidando el volumen de mi voz.-Quien diría que debajo de ese aburrido uniforme de mesera se escondiera una prepago tan sexy. -Me escudriña con la mirada de arriba abajo, mordiendo su labio. Me siento temerosa, si mi mamá llega a verlo y saber la verdad será mi fin.-¡Cállate...! -le digo molesta y doy un paso hacia fuera-. Mi mamá no lo sabe -le susurró con enojo y Marc arquea una ceja, curioso.-¿El que?... ¿Qué eres una mesera? -Bromea y no puedo creer que está situación la encuentre graciosa.-¡Hija! ¿Por qué tardas tanto? -¡Mierda, mi mamá! Estoy aniquilando a Marc con la
La noche es tranquila en el club, como todas a este horario, por suerte no he visto a Jessica en los últimos días, pero se que he hablado demasiado rápido cuando la divisó a la distancia y camina directo a mi.-¡Cat...! -su voz exageradamente entusiasta ya me hace dudar de la situación.-Mi respuesta es no -respondo antes de que pueda decir cualquier cosa, ella rueda los ojos y se sienta inconforme sobre el banco de la barra.-Eres imposible, solo he venido en plan neutral.Sigo limpiando la barra mientras me limito a solo escucharla.-Mira, solo es trabajo de compañía, nada de sexo o algo así. -La miro de reojo, no estoy totalmente convencida, pero... trabajo, ¿Sin sexo? Eso sí que era nuevo-. Niña, el sujeto pagará en dólares-. Paro mis movimientos y la observo.-¿Qué hay que hacer? -Sí, necesito el dinero, aún no me han llamado del bufete y poco a poco el dinero se me está acabando, si no hay sexo puedo con eso.-¡Buena chica! -Jessica sonríe engreída y se acomoda mejor en su lugar
-Los términos quedarán de la siguiente forma, solo es cuestión que los cheques con tu abogado para que los firmes y empecemos la asociación. -Marcus revisa los papeles sobre la mesa, está pensativo y me preocupa, aún sigue muy molesto, lo noto por como me mira de reojo, de forma penetrante.¿Por qué me preocupa tanto que él piense lo peor de mí? ¿Qué estoy haciendo? Fue muy mala idea haber aceptado trabajar de nuevo para Jessica, aun si este no implicaba sexo, esto estaba mal.-Bueno Marcus. ¿Por qué estás tan serio?... Parece que algo te molesta -le dice Oliver mientras bebe de su copa de vino-. Incluso no has probado bocado. -Señala su plato y luego desvía la mirada al mío, el cual está igual de intacto.El azabache resopla fastidiado haciendo que levante la mirada y conecte con la suya. ¿Por qué incluso furioso tiene que verse tan sexy? Sacudo mi cabeza deshaciendo tan terrible pensamiento, no debo pensar en él más que como algo del pasado, que no fue nada.-No tengo apetito. Me l