Si lo sabré yo. Tal vez su relación sea muy resiente y Liz no sepa sobre la chica que vive con él, decido dejar la conversación de lado y por fin ponerme a trabajar. Levanto la bandeja con los aperitivos y me dirijo hasta la sala de juntas, escucho murmullos y cuchicheos entre ellos cuando entro sin avisar y me dirijo hasta la mesa donde pongo la bandeja y acomodo todo de nuevo, entonces no escucho nada, todos guardan un silencio extraño, me giro lentamente y me siento cohibida cuando todos solo me miran a mi. Mi vista recorre a los seis hombres deteniéndome a observar a una persona en particular y en sus ojos negros penetrantes mirándome sin disimulo, con su mandíbula tensa. Mi cuerpo flaquea y mis piernas parece no responder al saber que Marcus está ahí. Todos observan expectantes como la extraña escena entre el y yo se desarrolla, no hay nada más allá que solo miradas, pero es suficiente para sentir la tensión en el aire. Con mucho esfuerzo mis ojos se desvían hasta los de Víctor,