Pegados cuerpo a cuerpo, un bulto en mi entrepierna me delata. Siento como Ericka se asusta, pero no sé despega.
Se mueve un poco y esto me excita más. No puedo evitarlo, me he contenido demasiado y ahora todo apunta a que me complazca con ella.
No haré nada que ella no pida a gritos, nada que no desee con cada fibra de su cuerpo.
Mientras la abrazo por detrás, mis manos son una valla en su cintura. Dejo caer mis labios en su hombro y respiro en su piel. No recibo ninguna queja y esto es un boleto para continuar.