—No tienes que verlo si no estás lista —dijo Giovanni.
Samantha miró fijamente la clínica en la que su padre estaba internado y dudó por un instante antes de responder.
—Necesito hacerlo.
Había pasado un poco más de tres meses desde la última vez que vio a su padre. Samantha no lo había contactado ni una sola vez en todo ese tiempo, aunque había tomado su teléfono en repetidas ocasiones con la intención de llamar a la clínica, siempre se había echado para atrás en el último segundo.
Extrañaba a su padre y tenía tantas cosas que contarle. Quizás ya era hora de arreglar su relación con él.
Su padre había dado el primer paso, al contactarla a través de Giovanni para preguntarle si podía visitarlo.
No tenía idea de lo que iba a sentir al verlo y si el enojo volvería a resurgir.
Giovanni se bajó del auto y caminó hasta su lado para abrirle la puerta. Pasó una mano por su cintura y la acompañó hasta la recepción.
La recepcionista era una mujer joven y amable.
—Voy a avisarle a alguien pa