El domingo terminaba tradicionalmente en la Plaza Primavera. Había quedado con Andréia para encontrarnos allí.
Yo hubiera hecho eso con Francis. Pero estaba tratando de acercarme un poco más a Andréia, ya que nos conocíamos bien y me gustaba. Y hablar con Francis sin sentirse completamente incómodo después de lo que pasó sería complicado.
Me puse una falda larga y un crop top bordado con unas cómodas sandalias planas. Tan pronto como bajé, encontré a Liam estudiando en la sala de estar.
- ¿Donde está mamá? Pregunté, dándome cuenta de que no había señal de ella.
- Se fue. Hace mucho tiempo que no la veo.
- ¿Fue tras papá?
- Es más fácil para ella haber ido a la iglesia a fingir rezar que haber ido tras nuestro padre. – se burló. – ¿Adónde vas con esta panza afuera?
- Encuentra a Andréia en la plaza.
Inmediatamente se levantó del sofá:
- Lo haremos.
- Oye, la invité.
- Solo te acompañaré, querida hermana.
- Liam, Andréia es demasiado mujer para ti. No quiero que sufras, hermanito. – Usé