- Oh, hijo de puta. Nadie pidió tu opinión. – Intenté avanzar hacia ella, siendo retenido por Francis.
- Se acabó la broma. gritó Mauricio. – Quiero que se borren las fotos ya de los celulares. Si veo a Francis desnudo en cualquier parte de Internet, los demandaré y sus padres tendrán que vender sus casas para pagar los daños a mi hijo.
- Creo que su hijo estaba perturbando el orden público, Sr. Provost. dijo Dothy burlonamente. - Después de todo, estaba desnudo, tal como vino al mundo, mostrándose a las niñas menores de edad.
- Eso no es lo que pasó. – respondió Francisco.
- ¿Tomó fotos, señorita Falco? – preguntó Mauricio.
- Claro que no.
- ¿Quieres ser testigo de alguien, por casualidad?
- No...
- Entonces lárgate del frente de mi casa o por demandarte por alterar el orden público e incitar a menores de edad a espiar casas ajenas. Y tú eres de los más grandes... Responde por tus acciones.
- Y voy a demandar a Virgínia Hernandez por intentar agredirme. - ella me miró.
Entrecerré los