Capítulo 42

Sin importar lo que creyera de la mujer, siempre le gustaba ser políticamente correcta, aunque dijeran que solía ser una hipocrita. Dejó el móvil y unos minutos después, casi cuando estaba por salir para la última ronda de los niños que habían quedado internado, sonó el aparato. Se fijó quién era, y decidió atender.

—¡Hola Lei! —Saludó el joven.

—Hola Dust —respondió la chica.

—¿Quería preguntarte si puedes quedarte unos minutos más en el hospital? Quisiera hablar contigo, antes de que te vayas a la casa.

—De acuerdo, puedo quedarme unos minutos más. —Frunció el ceño—. ¿Ya

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