Santiago salió del baño y vio a Victoria interesada en su móvil que vibraba insistente, pero en cuanto lo oyó se hizo la disimulada.
—¿Quién llamaba mi amor?
— ¿Mi amor?
—Somos novios, estamos muy enamorados y vamos a casarnos, no creo que deba llamarte Victoria, supongo que debo hablarte cariñosamente ¿No?
—Tienes razón, solo que se escucha tan raro.
—Si quieres tú me puedes llamar papacito, o mi rey.
—Jajajaja, ni en tus sueños, cariño, será lo más cariñoso que salga de mi boca.
—Definitivamente, no eres una buena actriz, ¿Me vas a decir quién llamaba?
—¡Ah, no, no sé! No vi.
Santiago desbloqueó el móvil y regresó la llamada delante de Victoria.
—¿Eva? ¿Cómo estás mi reina?