Capítulo 37

Cuando llegaron a la delegación, Alfredo y el abogado ya estaban allí esperándolos.

—Tranquila hija, el abogado ya entró a informarse de la situación, parece ser que te citaron arbitrariamente, porque no hay ninguna denuncia formal en tu contra.

Victoria se abrazó a su padre, que bien se sentía, sentirse protegida y cuidada, a pesar de las circunstancias, y miraba el rostro de Santiago, y le dolía el pecho, él no podía estar fingiendo, esa preocupación en su rostro era real, pero eso no cambiaba la situación entre ellos.

Se sentaron en una sala de espera, mientras el abogado hablaba con el ministerio público, pasaron alrededor de treinta minutos y salió a llamarla para que entrara a rendir su declaración.

—¡Vamos Victoria!, no va a ser un interrogatorio, logré que tomaran tu declaración como voluntaria, así que, s

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