Capítulo 2
—¡Hey espérenme! —grita casi sin aliento mi hermano. Mis amigos y yo nos detenemos a esperarlo, y me percato de que no viene solo. Si no súper acompañando diría yo. —Mira nada más —dice Tess cruzándose de brazos ¿Esa que viene enganchada al brazo de Adriel es Tamara?—arquea una ceja. —Parece que si —contesta Ander en tono burlón. —Quién lo diría amiga —Tess me da una ojeada—. tu hermano con Tamara —articula con una nota de diversión. —¡Ay por favor! —espeto rodando los ojos—. ¿Acaso no conocen a Adriel? —miró a ambos—. Es un gran mujeriego, así que no me extraña en lo más mínimo. Me da tanta cólera que sea así. —Pensé que no me escucharían —habla Adriel apenas llega hacia nosotros—. Aunque tú si— le dice a Ander dándole un codazo divertido. —¿Eso que significa? —le preguntó confusa. ¿Qué quiso decir con «aunque tú si» ¿nos cree a Tess y a mí sordas o que diablos? —Nada solo está bromeando —contesta Ander para luego proceder a caminar. Pongo mi atención en Adriel y no lo escuchó cansado, algo muy curioso porque cuando gritó se oía agitado, pero ahora no, se encuentra muy normal. Últimamente, todo me parece raro en él. —¡Hola chicos! —Tamara levanta su mano y realiza una seña de saludo. —Tiempo sin verte Tamara —sisea Tess con una risita mirándola. —Si, eh... lo qué pasa es que he estado un poco enferma y algo ocupada —dice ella un poco incómoda acomodando un mechón de pelo detrás de la oreja. —Si claro, me imagino —exclama Tess muy sarcástica. La conozco tan bien que sé muy bien el significado de su comentario. Ay Adrielsito... Seguimos caminando mientras Tess va contándole a Ander un chiste o algo así porque mi amiga no para de reírse y él la secundaba. Mi hermano se mantiene atrás de nosotros con Tamara y sin querer, escuchó cómo ella le ruega para que le de una oportunidad. Pobre, la verdad me da lástima por ella. Desde hace mucho tiempo Tamara ha estado enamorada de Adriel. La conozco desde pequeña y aún recuerdo las veces que buscaba a mi hermano para jugar. Siempre lo miraba de una manera tan linda y especial. Ella es una gran chica, pero conozco a mi hermano y se que jamás la tomará enserio. Adriel es el tipo de chico que le gusta divertirse, estar con una y con otra, sin ningún tipo de compromiso. De manera constante le he repetido que me molesta la manera en cómo juega con las mujeres y sin embargo, todas terminan detrás de él como tontas. Tampoco las juzgo, pues sinceramente Adriel es muy guapo, no lo digo solo porque sea mi hermano, ya que el tiene muchas características que a cualquier chica le gustaría por ejemplo: es alto, su cuerpo es bastante atlético, pelo color castaño, ojos cafés claros, tiene algunos tatuajes aunque muchos de ellos son en el abdomen y su cara es preciosa. Así que en pocas palabras su única imperfección es ser un idiota mujeriego de lo peor. Al llegar a la entrada de mi casa me despido de los chicos, y al abrir la puerta visualizó a mi madrina en la sala. —¿Cómo te fue hoy cariño? —me pregunta apenas me ve. —Bien madrina —respondo mientras me dirijo a mi habitación, pero al escucharla de nuevo me detengo de golpe. —Hoy me llamo la Directora Katherine. ¡Diablos! Me giró lentamente para mirarla y ella con su mano señala el sillón indicándome que me siente, seguramente para hablar. La verdad no sé que decir, así que ella inicia la conversación. —Trata de estar tranquila mi niña recuerda lo que te dije desde el principio, si quieres trabajar puedes hacerlo con la condición de que no te afecte en el estudio, pero si el trabajo está siendo un problema para ti es mejor que te enfoques solo en el colegio. —Si puedo con las dos cosas —digo decidida, moviéndome en el sillón para sentarme más recta. —¿Segura? —Si madrina. —Está bien confío en ti —ella sonríe—. ¿Dónde está Adriel? —mira hacia la puerta—. ¿No venía contigo? —Si, solo que se quedó afuera hablando con Tamara. —¿Con Tamara? —pregunta y puedo ver el asombro en su rostro. —Pues si, —me encojo de hombros—. No te sorprendas tanto madrina ya sabes como es Adriel. Me levantó del sillón y camino hacia mi habitación con la intención de tirarme en la cama para descansar un poco. Tengo muchas cosas en la cabeza, la conversación con la directora me dejó muy preocupada y no solo eso, la imagen de aquella persona siguiéndome me tiene aún muy inquieta, al igual que las palabras de Loui. *** —Corre Taimy —grita mi padre con mucha alegría. Doy pedal con todas mis fuerzas hasta que por fin lo logró, llegó a la meta. Muy feliz dejo la bicicleta a un lado y corro hacia mi papá quién se agacha a mi altura y me extiende sus brazos abrazándome. —Muy bien mi pequeña niña lo lograste. En ese instante aparece un hombre alto vestido con una larga capucha hasta los pies, su rostro no lo puedo visualizar, es borroso. Mi padre lentamente se levanta y queda de frente al extraño hombre. —Ellos son mis hijos, Taimy —me señala—. Y él es Adriel. Papá nos acerca a él, y el hombre extraño se inclina un poco hacia abajo mirándonos muy detenidamente. Lo que me parece raro es que no pueda ver su cara con claridad. —Este amuleto los protegerá —saca de su bolsillo dos pulseras iguales, las cuales son de un material de cuero color café y en medio tiene cuatro símbolos extraños difíciles de entender. Mi hermano y yo volvemos a ver a nuestro padre a lo que él asiente en señal de que todo esta bien, así que sin miedo cogemos las pulseras y Adriel muy atento me ayuda a colocarme la pulsera mientras mi padre pone la de él en su muñeca. Luego, ese hombre extraño instala sus manos sobre la cabeza de Adriel y la mía y segundos después, todo se oscurece. No sé en que momento me quede dormida. Me levanto algo aturdida, y distingo los rayos del sol atravesando mi ventana y la molesta luz golpea mi cara con intensidad. De manera que me levanto al experimentar un excesivo calor. Me pongo mis pantuflas de panda y doy unos pasos hacia mi cajón blanco, abro la primera gaveta para buscar como loca la pulsera de mi sueño y ahí está en la esquina llena de polvo, pero aún continúa intacta. Me inquieta, no recordar esa parte del sueño. Siempre trato de rememorar si eso fue lo que en realidad pasó, pero parece ser que mi mente lo olvido por completo, aunque aún recuerdo que mi padre nos había dicho a Adriel y a mí que esa pulsera era importante, según sus palabras, era un regalo de alguien muy especial. Sin embargo, nunca nos mencionó quién era la persona. Apenas estoy lista para salir de mi cuarto me acuerdo de mi sueño y vuelvo a mi armario para colocarme la pulsera. A pesar de que lleva años guardada. Al llegar a la cocina, veo a mi madrina cocinando con un delantal de flores puesto. —Mmm, huele delicioso —le digo abrazándola por detrás. —¡Buenos días cariño! —ella se gira quedando frente a mí y su mirada de inmediato se queda en la muñeca de mi mano. Su expresión se forma pálida. —¡Buenos días! —mi hermano entra a la cocina plantándonos un beso en la frente a madrina y a mí, pero ella no se mueve. Sigue mirando con atención la pulsera. —Veo que te volviste a poner la pulsera, ¿Por qué? Mi hermano, lleva su vista a la pulsera y frunce el ceño. —Tuve el mismo sueño otra vez, así que quise ponérmela para ver si poco a poco recuerdo lo que en realidad pasó ese día —me siento en la silla que esta en la esquina de la cocina y coloco mis manos sobre la mesa. Ellos aún siguen de pie con sus caras pálidas. Adriel no tanto, pero Madrina si. —Ya hemos hablado de eso, y te he dicho que es sólo un sueño, no es un recuerdo. —No parece sólo un sueño madrina, a mi me parece un recuerdo que por alguna razón mi mente lo borro, y por eso quiero saber que ocurrió exactamente ese día. Madrina suspira y mi hermano se sienta al otro lado de la mesa frente a mí y recuesta su cabeza en la pared mientras frota su cara con las manos. Siempre he querido saber porque Madrina y Adriel se comportan así cuando les hablo de ese sueño, su reacción es extraña y tratan de todas las maneras posibles de que yo no siga buscando respuestas. Parece como si me estuvieran ocultando algo. —Déjala madrina, si ella la quiere usar no le veo ningún problema —manifiesta Adriel encogiéndose de hombros. Ella se cruza de brazos y le frunce el ceño y se quedan mirando largos segundos en donde el silencio reina el momento. —¿Y qué hiciste rico para desayunar? —le pregunta Adriel rompiendo el incómodo silencio que él y madrina causaron. Y aquí vamos de nuevo... Van a desviar el tema cómo siempre. Cada vez que hablo sobre ese sueño, alguno de los dos esquiva el asunto. —Lo qué a mis niños más les gusta —relaja sus brazos y trata de sonreír, pero no lo logra mucho. —¡Pastel de pollo! Madrina sabe muy bien que nos encanta el pastel de pollo, siempre ha hecho lo posible por vernos felices. Desde que mis papás murieron ella ha sido lo mejor que hemos tenido mi hermano y yo. Mi papá era su mejor amigo y mi mamá la quería mucho, eran muy amigas —según lo que Madrina nos cuenta— por eso estoy segura de que mis padres confiaban plenamente en ella. Por tal motivo, la eligieron como madrina nuestra y fue la mejor decisión que pudieron tomar. Yo nunca conocí a mi mamá, me hubiera encantado conocerla pero desgraciadamente murió cuando yo tenía 3 meses de nacida porque estaba muy enferma. De mi papá si me acuerdo, es imposible olvidarlo, recuerdo bien las veces que lo acompañaba a pescar, o cuando me enseño a andar en bicicleta. Son tantos recuerdos que los tengo guardados en el corazón por siempre. —Ayer fui a tu habitación para hablar contigo, pero estabas dormida —me dice mi hermano con la boca llena mientras mastica. —Estaba muy cansada, ¿Por qué necesitabas algo? —Solo quería saber cómo estabas, Ander me contó que viste a alguien extraño —su cara se vuelve seria y su voz es casi un susurro, seguro para que Madrina no lo escuche—. ¿Viste quién era? —No, y eso es lo raro no se quién es —trató de no darle tanta importancia aunque en el fondo tengo miedo y curiosidad por saber quién es esa persona—. Y cambiando de tema, dime... ¿Qué te traes con Tamara? —le preguntó con mi ceja arqueada. —Nada, solo somos amigos y ya. —Adriel... —digo con un tono severo—. ella está enamorada de ti, no juegues con sus sentimientos. —No estoy jugando con sus sentimientos —hace una mueca—. Ella tiene claro que solo somos amigos. —¡Okey! Solo espero que no la ilusiones, para que luego la botes como haces con todas —ruedo los ojos mientras me levanto de la silla. —Mi cielo, lo que tu hermana te dice es cierto, sabes que esa niña Tamara siempre ha estado ilusionada contigo así que no te aproveches de sus sentimientos porque estoy segura que no te gustaría que otra persona haga lo mismo con tu hermana ¿verdad? — madrina le sacude su pelo dejándoselo desordenado. —¡Por supuesto que no! —espeta Adriel molesto—. Jamas dejaría que ningún idiota trate mal a mi hermana. —Entonces aprende a comportarte con las mujeres — le proporciona un pequeño golpecito en la cabeza. Yo rió ante la escena. El día de hoy, Madrina tiene que ir a entregar unas tortillas a la iglesia porque la comunidad del pueblo está organizando un evento para recaudar fondos para la reconstrucción del parquesito de juegos. Esto con el fin de que los niños tengan un sitio más seguro y puedan jugar sin problemas. Y yo, como buena voluntaria, me ofrecí a llevar las tortillas para que ella no tenga que ir. Mis amigos van a esperarme en el parque que se encuentra cerca de Food lover's. ¡Así es! hoy es día de trabajo. De camino a la iglesia, pasó por la casa de Doña Florencia y distingo con detalle su patio lleno de unas hermosas flores y muchas de ellas se muestran todas marchitas e incluso los pétalos están esparcidos por el suelo. Me acercó sigilosamente a las flores más bonitas decidida a coger algunas y apenas estoy arrancando la última, sale Doña Florencia con unos rulos en la cabeza, vestida con una bata blanca. La señora al notar mi presencia se pone furiosa, se dirige hacia mí y sin pensarlo salgo espantada corriendo a todo pulmón muerta de risa. Solo la escuchó gritar: —¡Mocosa traviesa me la vas a pagar, vas a ver! Me detengo cuando ya he corrido lo suficiente y coloco mis manos sobre mis rodillas tratando de respirar moderadamente. —Eso estuvo muy divertido, pero ten cuidado —escuchó una voz cerca de mi oído provocando que me sobresalte. Miró hacia todos lados, pero no hay nadie cerca y eso me altera bastante. Acaso... ¿Ahora si me estoy volviendo loca? Decido seguir con mi trayecto, aún con la extraña sensación sobre lo ocurrido, referente a esa voz. Creo que si, me estoy volviendo loca. Parece que si colega —concuerda mi querida conciencia. Llego a la iglesia y visualizo a muchas personas organizando en diferentes mesas un montón de comida la cual se ve deliciosa. —¿Te robaste las flores de la casa de Doña Florencia de nuevo? —escuchó decir al padre Anselmo. Al inicio me extraña su acusación tan directa. Luego recuerdo que había puesto una flor detrás de mi oreja enrollada con mi cabello. —Hola padresito, ¿cómo está? —trato de sonar natural, pero una sonrisa torcida no ayudo mucho. —¿Por qué cogiste las flores? —me pregunta serio con sus brazos cruzados. —Pues... la casa de ella está llena de flores muy lindas y quise traerle una —extiendo mi mano hacia él, la cual tiene una de las flores que arranque, pero él continua serio—. Solo fueron tres, ademas muchas estaban botadas y todas marchitas, pobrecitas esa señora ni las cuida. Él niega con la cabeza cerrando sus ojos. —No está bien que robes flores de casas ajenas Taimy, prométeme que no lo volverás hacer. —Se lo prometo padresito —alzo la palma de mi mano en señal de juramento—. Aquí le mando mi madrina para el evento —le doy la taza donde vienen las tortillas, y él amablemente agradece—. Ahora con su permiso tengo que irme a trabajar. —Muchas gracias y pórtate bien hija. En todo el camino, pasé pensando en la persona misteriosa y en el sueño que tuve. Desde que tengo memoria eso sigue ahí presente en mi cabeza y por alguna razón no lo puedo olvidar. Necesito averiguar porque ese recuerdo se borro de mi mente, es como si nunca hubiera existido. Pese a que, Madrina insista que se trata de solo un sueño yo se que no es así, por eso quiero descubrir que fue lo que en realidad pasó. —Por fin llegaste me tenías preocupado ya iba a ir a buscarte —dice mi hermano apenas me ve llegar. —Lo siento es que me atrase un poco porque cuando iba para la iglesia me detuve en la casa de Doña Florencia y le arranqué unas flores que tenía en su patio. —¿¡Qué estás loca!? —exclama él de manera exagerada. —Amiga por qué no me dijiste te hubiera acompañado —Tess hace un puchero—. Ya me imagino cómo se puso esa vieja —se ríe. —¿Y ella te vio arrancando las flores? —pregunta Ander. —Si justo cuando iba arrancando la tercera flor salió vestida con bata y sus rulos en la cabeza —suelto una carcajada al recordar eso—. Y al verme se puso furiosa apenas me dio tiempo de salir corriendo. —Jajajaja... —Tess me acompaña en las risotadas. —Última vez qué haces algo así Taimy te puedes meter en problemas, ya sabes cómo es esa señora —manifiesta mi hermano enojado—. Ya es tarde me tengo que ir a trabajar. —Nunca me has dicho en que trabajas ni adónde vas ¿cuál es el misterio? —Ayudo en un bar, ya te lo había dicho —él mira hacia otro lado cómo si tratara de evadirme. —¿Estás seguro que solo es eso? —Si, solo es eso —afirma mientras coloca su casco para irse en moto. Adriel y yo siempre hemos sido muy unidos y eso ha incrementado nuestra confianza, solo que de un tiempo para acá he notado que sale mucho a las afueras del pueblo. Él dice que tiene un trabajo en un dichoso bar que no conozco, y lo que me parece muy extraño es que la mayoría de veces que le digo que me lleve nunca quiere hacerlo porque según él no es un buen lugar para mí. Sin embargo siento que oculta algo. —¡Y esa pulsera! —la voz de Ander me saca de mis pensamientos y veo que esta señalando mi muñeca. Yo me encojo de hombros. —¿Es bonita cierto? —la mirada de Ander es desconcertante hasta me percató como Adriel le da una mirada rápida, y por la forma en que se ven deduzco algo como, si se estuvieran hablando. Ander se acerca a Adriel y empiezan a susurrar entre ellos. ¿Es posible que Ander también sepa el significado de está pulsera?