Allegra se perdió en sus pensamientos, esos eventos la ponían nerviosa.
—Deja de pensar en las musarañas —le dijo Paul —. Es nuestro turno —se detuvo. Allegra, te presento a Adbul Hassen, el embajador de Raleigh y un gran amigo mío. Allegra sonrió ante una presentación tan informal y tendió la mano para saludar al hombre que tenía delante.
—Encantada de conocerlo. Soy Allegra Murphy. Era un hombre muy atractivo, con pelo cano y una cálida sonrisa.
—El placer es mío, Allegra bienvenida. Allegra se sintió halagada cuando él le preguntó un par de cosas acerca de su vida. Allegra empezaba a encontrarse más tranquila y agarró a Paul del brazo mientras ingresaban al salón de baile. Él agarró dos copas de champán de una bandeja que llevaba un camarero y le dio una a ella.
Chocó la copa con la de ella.—Por una noche interesante. La banda empezó a tocar un vals y Paul le retiró la copa y la dejó sobre una mesa cercana.
—Estoy seguro de que puedo hacer esto —dijo él, rodeándola por la cintura