—Veo que todo resulta justo como quieres, señor Brown —comenté, peinando mi cabello.
Estaba sentada en la orilla de la cama, Jax me había a hecho una visita luego de haber hablado con papá y dejarlo en su habitación temporal para que descansara, porque viajar de una ciudad a otra debió ser un poco duro y diferente para él.
El hombre se encontraba echado en el colchón en una postura de lado, mirando el celular y lo que más me interesaba era el hecho de que no tenía camisa. Su torso estaba desnudo tal y como lo había visto la ves que tuvimos intimidad, de solo recordarlo provocaba una llama en mi interior y que me mordiera el labio inferior por instinto.
—Tienes razón. Te dije que serías mía, y lo fuiste. También que nos casaríamos, y mírate, estás decidida en llevar a cabo la boda sin que yo te obligue. Me siento el puto amo —comentó, sin dejar de mirar el celular.
Me reí porque a veces se le subían los humos a la cabeza, pero sabía que estaba bromeando un poco. Seguí alisando mi cabel