ISABELLA
El paisaje pasa a toda velocidad a nuestro lado. La calefacción azota mis mejillas calentándolas, seguramente están rojizas debido al calor. Chris maneja con una mano sobre el volante y la otra la tiene apoyada en su mentón ya que su brazo esta flexionado y su codo se encuentra apoyado en el compartimiento entre nuestros asientos.
Estoy nerviosa. Joder estoy nerviosa.
No se donde vamos, simplemente una vez que llegamos a la mansión me hizo empacar rápidamente unos cambios de ropa para irnos inmediatamente de la mansión, porque según mi olor ya era demasiado fuerte y los guardias podían olerme.
– ¿Ágata? – le hablo a mi loba mientras miro de reojo a Chris que mantiene la vista fija en la carretera.
– Dime hermosa.
– ¿Sabes dónde vamos?
– No. – murmura con tristeza. – Zeus no quiso decirme nada, dijo que era sorpresa pero que nos gustaría mucho el lugar.
– ¿Estamos cerca al menos?
– Le pr
la app no me funcionaba desde el martes en la noche, recién pude acceder