Se deslizó por su cuerpo, se colocó entre sus rodillas dobladas y comenzó a frotar su pene arriba y abajo por su raja, cubriéndola con sus fluidos y su presemen. Lo alineó justo afuera de sus labios vaginales y se empujó dentro de ella, sin detenerse hasta que sus bolas la tocaron. Su circunferencia ensanchó su agujero, ejerciendo una intensa presión en su interior, haciéndola jadear mientras se acostumbraba a la sensación de tenerlo dentro. Metió ambas manos debajo de su trasero y lo agarró con fuerza, dándole más palanca para penetrar su coño. Un pequeño gemido escapó de su garganta mientras comenzaba a menearse lentamente dentro y fuera de ella.
Se quedó en esa posición unos minutos antes de colocar su cuerpo longitudinalmente sobre el de ella. "Rodéame con tus malditas piernas", le susurró al oído. Ella rodeó su cintura con los pies, clavándole los talones en la parte baja de la espalda. Su boca empezó a recorrer su cuerpo mientras le follaba el coño. Empezó por el cuello, mordién