Narrador Omnisciente
Cuando el Duque salió de su tienda se encontró con un gran revuelo. Sus hombres estaban luchando con varios bandoleros, las mujeres gritaban y corrían de un lado a otro. Se maldijo internamente porque no creía que sus enemigos lo estuvieran vigilando tan de cerca.
Tenía muchos adversarios, pero no creía a ninguno tan estúpido como para atacarlo, habiendo tantos testigos que pudieran reconocerlos o hasta apresarlos, eso le carcomía el cerebro mientras peleaba puño a puño con uno que quiso meterse en la tienda donde se encontraba su esposa.
Su principal preocupación en ese momento era alejar a esa escoria del campamento; ya se encargaría él mismo de investigar arduamente hasta conseguir el nombre de la persona que los había enviado ha hacerle daño.
Corrió hasta su carruaje y sacó su arma, la desenfundó y comenzó a disparar. Como buen militar, era un gran tirador, por lo que el jefe de los bribones, al ver que sus lacayos caían uno por uno bajo el fusil del Duque, di