Narrador Omnisciente
A pesar de estar enfadado, nuestro Duque hizo que su caravana se detuviera en la posada donde un doctor curó las heridas de su Duquesa, y estando seguro de que no tenía nada grave, decidieron avanzar.
Por momentos, Phillips observaba por el rabillo del ojo a su esposa, pasando de su rostro golpeado, a sus brazos amoratados.
«¿Será que le han hecho algo más?», se preguntaba así mismo sin emitir sonido, con la duda latente de querer saber si a su señora la habían tocado pero no sé atrevía a preguntar.
Su mente estaba hecha un caos, no sabía qué pensar, suponer que ella ama a otro pero al mismo tiempo verla afectada, lo tenía desquiciado.
—¡¿Estás bien?! —Inquirió tratando de mostrarse indiferente, pero era imposible que a través de su frío rostro no se percibiera la preocupación.
Anastasia iba sintiéndose pequeña pero a la par tratando de ocupar el menos espacio que pudiera dentro de ese carruaje, ya que estaba tan molesta como desilusionada del que era su marido.